La Cuaresma es la preparación para la celebración de Semana Santa, que no es santa porque se conmemore la muerte y resurrección de Cristo, sino que es Santa porque se celebra que Cristo, el Hijo de Dios, nos dio la muestra cabal de cuanto nos ama y de cuanto estuvo dispuesto a sufrir por nosotros para redimirnos, eso sí que es amor y merece ser celebrado y festejado.
¿Cómo debo interpretar lo que sucedió en Semana Santa, para entender esos hechos como expresión del amor de Jesucristo hacia los hombres?
Jesús viene como Rey de nuestra vida, la multitud lo aclama y vitorea, pero la multitud no tiene personalidad y se deja convencer con facilidad por falsos profetas y pregoneros del poder, y esa multitud es la misma que luego pedirá la ejecución de Jesús como si fuera un malhechor. En su entrada mesiánica a Jerusalén, Jesús no pide que lo aclamen rey aunque acepta las ovaciones del pueblo porque Él es Rey y se presenta en la forma que habían anunciado los profetas, humildemente; sabe que la algarabía que provoca su entrada en la ciudad, pronto se trasformará en griterío, cuando lo hagan salir de esa misma ciudad para crucificarlo y sin embargo acepta esa demostración de entusiasmo pasajero y la recibe con amor porque conoce nuestras debilidades humanas y sabe que así como nos inclinamos a aceptar con alegría el mensaje evangélico, también tiramos por la borda los bienes espirituales por algún logro temporal.
En los días siguientes, Jesús intentó enseñar al pueblo que Él estaba allí haciendo todo lo que hacía, por amor al Padre y a los hombres; también nos dejó el mandamiento del amor como mandamiento nuevo y del cual se desprenden todos los demás preceptos y mandamientos cristianos, pero en la Última Cena, Jesús nos deja su mismo Ser, Dios-Hombre, para que no estemos solos frente al maligno y sus acechanzas, luego en su Pasión y Muerte, nos da su Vida para rescatarnos del pecado y finalmente en su gloriosa Resurrección nos da la Vida Eterna al vencer a la muerte.
La Semana Santa fue la culminación de la entrega del amor de Jesús, entrega a los hombres por amor al Padre, y entrega de todo su sacrificio al Padre por amor a los hombres; la vida pública de Jesús fue una entrega de servicio, curando y sanando cuerpos y almas, y la Semana Santa es la certificación que esas curaciones, pasadas, presentes y futuras, son totales si nosotros aceptamos el amor que las motiva.
Jesús nos pide que amemos al prójimo como a nosotros mismos, y nos da el ejemplo a seguir: Jesucristo, Dios Hijo, se ama a sí mismo como solo Dios puede amar y nos ama a los seres humanos también como solo puede amar Dios, o sea nos ama como a sí mismo y por eso pagó tan alto precio por nuestro rescate, es un ejemplo difícil pero digno de imitar.
Luís Equini
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