A reflexão trazida por Luís Equini está muito linda e em uma linguagem fácil. Sua reflexão nos permite atualizar tais gestos que são cometidos conosco e que também cometemos com alguém. Boa Litura e oração!
Hacer el Vía Crucis es meditar piadosamente, hechos históricos, terriblemente reales, de la vida de Cristo, llevados a su culminación para nuestra salvación.
Cada uno de nosotros tiene un papelito en blanco, que se le dio a la entrada, en el cual, podemos intentar anotar imaginariamente, y con un lápiz, también imaginar todas las cosas negativas nuestras, como habladurías, envidias, broncas etc. Estos papeles, luego se recogerán y se depositarán al pié de la Cruz, como un petitorio nuestro a Jesús para que Él cure todas esas dolencias del alma. Las diferentes meditaciones de los hechos de la Pasión de Cristo nos servirán de examen de conciencia.
En el nombre del Padre…
Acto de contrición.
Primera estación...Jesús es condenado a muerte
Te adoramos Cristo y te bendecimos...
El inocente Jesús acepta, por la gloria de Dios y la salvación de los hombres, la injusta sentencia de muerte, Jesús es condenado por las autoridades religiosas y civiles como un blasfemo y un agitador.
Cuando somos calumniados cuando se nos acusa falsamente, vivimos lo que Jesús vivió… Cuando juzgamos y sentenciamos injustamente a otros, se lo hacemos a Jesús.
- Porque con frecuencia juzgamos a los demás injustamente, Señor ten piedad de nosotros.
- Tú, que fuiste condenado contra toda justicia, Cristo ten piedad de nosotros.
- Cuando nos sintamos injustamente juzgados, Señor, ten piedad de nosotros.
Segunda estación...Jesús camino al calvario
Te adoramos….
Jesús carga la cruz sobre sus hombros y nos dice: quien quiere seguirme que renuncie a si mismo, tome su cruz y me siga.
Y ahora tiene que cargar con la cruz. Como un criminal va camino a la crucifixión.
Pocas veces nos toca a nosotros llevar una cruz en esas circunstancias tan extremas, familiares, personales, sociales y políticas, ahí es donde Jesús nos socorre. Pero por desgracia más de una vez somos nosotros los que le cargamos la cruz a Jesús al hacerle difícil la vida a otros, y de diferentes maneras.
- Porque somos muy débiles para llevar nuestra cruz, Señor, ten piedad de nosotros
- Porque tantas veces hemos hecho tu cruz más pesada, Cristo, ten piedad de nosotros.
- Tú que cargas con la cruz de nuestras culpas, Señor ten piedad de nosotros.
Tercera estación...Jesús cae por primera vez
Te adoramos…
Jesús, quebrantado por la agonía del Getsemaní, martirizado por la flagelación y coronación de espinas, cae por primera vez.
Y es a Jesús que hacemos caer cuando obstaculizamos a los demás en su vida con nuestras decisiones y actitudes.
- Porque los hombres nos sentimos tantas veces hundidos, Señor ten piedad de nosotros.
- Porque viniste para levantarnos y llevarnos al Padre, Cristo ten piedad de nosotros.
- Porque hemos contribuido a que otros cayeran, Señor ten piedad de nosotros
Cuarta estación...Jesús se encuentra con su Madre
Te adoramos…
Jesús se encuentra con su Madre, traspasada el alma por una espada de dolor, profetizada por Simeón.
Nos encontramos con Jesús siempre que acudimos a acompañar al que sufre. Quizás nos cuesta brindar una mirada iluminada por el amor, que es más valiosa que la ayuda material, que tal vez tampoco brindamos.
- Porque somos mezquinos y nos negamos a compartir nuestro amor, Señor, ten piedad de nosotros.
- Tu, que aceptaste tu dolor y tu limitación, Cristo ten piedad de nosotros
- Por los sufrimientos de tantos hermanos nuestros que no podemos aliviar, Señor, ten piedad de nosotros.
Quinta estación...Simón ayuda a Jesús con la cruz
Te adoramos…
Habiendo encontrado a un hombre de Cirene, los verdugos, simulando compasión hacia Jesús, lo obligan a llevar la cruz de Cristo, pero el motivo de esa acción es que no quieren perderse el espectáculo final.
Cada vez que alguien me ayuda a llevar mi cruz, es Jesús que alivia su peso, y si ayudo a alguien, es al mismo Jesús al que ayudo No cerremos nuestros ojos y nuestro corazón a quienes están a nuestro lado.
- Porque no queremos aceptar nuestras limitaciones, Señor ten piedad de nosotros.
- Tú que llevas nuestras cruces, Cristo, ten piedad de nosotros.
- Por todos los que llevan solitariamente su cruz, Señor ten piedad de nosotros
Sexta estación...Verónica enjuga el rostro de Jesús
Te adoramos…
Verónica enjuga el rostro de Jesús.
Jesús esta siempre a nuestro alcance en todo aquel que sufre. Podemos ser simples espectadores como el pueblo que seguía a Jesús, o podemos acercarnos, podemos abrirnos paso ante la indiferencia y la crueldad de la muchedumbre.
- Porque tantas veces los hombres hemos desfigurado el rostro de Jesús en el hermano, Señor, ten piedad de nosotros
- Porque más de una vez nos ha faltado valor y generosidad para limpiar tu rostro, Cristo ten piedad de nosotros
- Porque tú nos animas a que nos ayudemos mutuamente, Señor, ten piedad de nosotros.
Séptima estación...Jesús cae por segunda vez
Te adoramos…
Nuevamente flaquean las fuerzas de Jesús y cae por segunda vez. La debilidad humana supone caídas, la gracia supone levantarse de las caídas.
Cuando con nuestro proceder ponemos sobre los demás cargas pesadas, estamos repitiendo lo que hicieron con Jesús aquellos hombres.
- Porque caemos y nos quedamos caídos, Señor, ten piedad de nosotros
- Porque te hemos hecho caer más de una vez en nuestros hermanos, Cristo, ten piedad de nosotros
- Para que siempre nos volvamos a levantar, Señor, ten piedad de nosotros.
Octava estación...las mujeres que lloran por Jesús
Te adoramos...
No es evangélico pasar indiferente frente al dolor ajeno.
Siempre que asumimos con amor el sufrimiento de los demás, Jesús lo recibe como hecho a él mismo, y pensemos cuantas veces Jesús estuvo a nuestro lado en aquellos que nos acompañaron en momentos difíciles.
- Porque nuestro orgullo rechaza tantas veces a los que se acercan a nuestro dolor, Señor, ten piedad de nosotros.
- Porque en el sufrimiento con frecuencia nos encerramos en nuestro egoísmo, Cristo, ten piedad de nosotros.
- Porque necesitamos tu amor a través del amor de los demás, Señor, ten piedad de nosotros.
Novena estación...tercera caída de Jesús
Te adoramos...
Agobiado por tanto sufrimiento, Jesús cae por tercera vez.
Cuando en ciertas oportunidades en que caemos y nos sentimos vencidos, no debemos entregarnos; cuando aparecemos caídos ante los demás, que quizás confiaban en nosotros, nos parecemos a Jesús caído frente a la turba. Nosotros debemos tratar con amor al caído, acercándonos con amor como si fuera el mismo Jesús.
- Porque somos débiles y caemos tan fácilmente, Señor ten piedad de nosotros.
- Porque queremos aparentar ante los demás una fortaleza que no tenemos, Cristo ten piedad de nosotros.
- Porque no contribuimos a que otros se levanten, Señor ten piedad de nosotros.
Décima estación...Jesús es despojado de sus vestiduras
Te adoramos...
Sentimos a veces que a nosotros la vida nos va despojando de aquello que consideramos valioso, por medio de los acontecimientos o a través de los hombres. Nosotros no somos más que el Maestro
También estamos llamados a dar de lo nuestro por los demás y por Jesús, sin embargo se lo quitamos cuando ignoramos los derechos ajenos.
- Porque, inconscientemente, despojamos de la fama o el buen nombre a los demás, Señor ten piedad de nosotros.
- Porque no aceptamos la voluntad del Padre, Cristo ten piedad de nosotros.
- Porque el pecado del mundo va arrancando bienes, derechos y vida de los hombres, Señor ten piedad de nosotros.
Undécima estación...Jesús es crucificado
Te adoramos...
Jeús dijo: "Mujer e ahí a tu hijo, después dijo al discípulo: y ahí a tu Madre".
Es casi imposible sentir que pasó por el corazón de María al oír estas palabras que ciertamente eran de amor, pero ¿podían ofrecerle algún consuelo? Y sin embargo ella aceptó con amor la misión que su Hijo le encomendaba para con nosotros.
- Porque seguimos crucificando a Jesús en nuestros hermanos, Señor ten piedad de nosotros.
- Para que recibamos tu herencia de amor, en el dolor, Cristo ten piedad de nosotros.
- Para que tu muerte nos haga hijos de tu Madre y hermanos de los demás, Señor ten piedad de nosotros.
Duodécima estación... Jesús muere después de darnos una Madre
Te adoramos...
Siempre que asumimos nuestras pequeñas o grandes muertes como realidades de nuestra vida, esas mismas muertes, hasta la definitiva, adquieren junto a Jesús una dimensión salvadora. Pero cuando contribuimos a que los demás sientan que su vida pierde valor, es como quitarle el valor a la vida de Jesús.
- Porque no aceptamos las muchas pequeñas muertes que conlleva la vida, Señor ten piedad de nosotros.
- Tú que aceptaste la muerte de cruz, pero para dar vida al mundo, Cristo ten piedad de nosotros.
- Por todos los que se sienten agobiados por sus muertes y sus muertos, Señor ten piedad de nosotros.
Decimotercera estación...Jesús es bajado de la cruz
Te adoramos...
Es a Jesús a quien clavamos en la cruz cuando hacemos sufrir a los otros. Y es a Él a quien desclavamos cuando les ofrecemos nuestro amor para aliviar sus dolores.
- Porque no esperamos los momentos de Dios en nuestros dolores, Señor ten piedad de nosotros.
- Tú que aceptaste la vida y la muerte como tu realización de Hombre, Cristo ten piedad de nosotros.
- Por todos los que sienten que su sufrimiento se dilata más y más, Señor ten piedad de nosotros.
Decimocuarta estación...Jesús es depositado en el sepulcro
Te adoramos...
Es a Jesús al que atendemos siempre que nos preocupamos de ayudar a nuestros hermanos, muertos anímicamente o económicamente o socialmente. Y es a Jesús al que abandonamos cuando en esas circunstancias nos desentendemos del prójimo, pudiendo acercarnos con amor a ellos.
- Porque los hombres somos, a veces, sepulturas para otros hombres, Señor ten piedad de nosotros.
- Tú que sufriste hasta el final, por amor a tus hermanos, Cristo ten piedad de nosotros.
- Porque nos rebelamos sin fe ni esperanza ante el dolor, Señor ten piedad de nosotros.
- Porque en los sufrimientos perdemos la fe y la esperanza, Señor ten piedad de nosotros.
- Tú, que venciste a la muerte para darnos vida, Cristo ten piedad de nosotros.
- Por todos los que viven interiormente muertos, Señor ten piedad de nosotros.
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