quinta-feira, 31 de maio de 2018

Eucaristia


La EUCARISTIA, palabra que tiene su raíz en las palabras griegas: eu-kharizesthai, que significa dar gracias.

    Jesús dijo a sus discípulos:  “Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Mat. 9,37). Cosechar mucho para que los granos sean abundantes, esos granos irán a formar parte del cuerpo Místico de Cristo después de ser “molidos” y “hechos harina”, molidos para el mundo y convertidos en harina para formar el pan que alimentará a otros; la única manera de participar plenamente en la unión del Cuerpo Místico de Cristo es alimentándose asiduamente con el Cuerpo del Señor y así, hechos granos de la cosecha, poder aspirar a ser molidos y aumentar esa masa que fermentada por el amor de Cristo nos alimenta día a día y nos trasforma de alimentados en alimento, porque si formamos el Cuerpo Místico de Cristo y en la Comunión comemos el Cuerpo Glorificado del Señor, entonces nos convertimos en alimento, pues como dice San Pablo, “somos lo que comemos”, y así nos trasformamos en el Cuerpo de Cristo, cuya cabeza es el mismo Cristo, y nosotros sus miembros.

     La Eucaristía es fuente de gracias sin fin para quien desea sinceramente seguir los pasos del Señor, en ella se encuentra la fuerza para enfrentar todas las pruebas y vicisitudes de la vida, es fuente de inspiración de teólogos y místicos y también es faro de luz que guía a aquellos que sienten una vocación religiosa o sacerdotal o para ser laicos comprometidos y consagrados, infunde en el creyente la fuerza necesaria para aceptar la vocación y mantenerse fiel a ella; es fuente de esperanza en las promesas de Jesús, promesas que por otra parte comienzan a cumplirse cuando se alimenta el alma con ese Pan Celestial, si se come en las debidas condiciones, luego de discernir el Cuerpo del Señor.

      La Eucaristía es acción de gracia, continua e incesante, así como Dios “es”, también Jesús, el Hijo de Dios, “es”, aunque haya entrado al tiempo en su persona humana y haya aceptado morir, para redimirnos y dejarnos su presencia que se perpetúa en este admirable Sacramento donde Dios no solo está sino que también “es”, pues como El mismo dijo “Yo Soy El que Soy” (ex. 3,14).

     En la Eucaristía se encuentra el culmen de la vida cristiana, es el Banquete escatológico por excelencia ya que en él recibimos el anticipo de la vida futura, atisbamos nuestro destino final junto a Dios, siempre y cuando comamos, en las debidas condiciones, el Cuerpo Glorificado de Nuestro Señor Jesucristo. Es sabido que la salvación que trajo Jesús es para todo el genero humano, pero nadie será salvo si no se apropia de esa salvación que Jesús trajo al mundo y cuyo anticipo lo dejó en la Eucaristía (cf Jn 6.51). Cuando me alimento del Cuerpo y Sangre de Jesús, en la Eucaristía, se genera una relación simbiótica, entre Jesús y mi alma, que es ida y vuelta, Jesús viene a morar en mi pero yo vivo por El, su vida llena todos los rincones de mi alma para que yo viva entregado a El (cf Jn 6,57). Esta simbiosis de Jesús y yo, yo y Jesús, me acerca a Dios Padre por la misma cercanía que hay entre el Padre y el Hijo, y es tan grande ese amor que se profesan mutuamente que el Espíritu Santo es la personificación misma de ese amor, entonces la cercanía entre Jesús y yo también debe generar consecuencias que acrediten esa relación intima, debe generar una conversión mía total, expresada en el amor al prójimo, (ese mandamiento nuevo siempre vigente y necesario) y si digo que amo a Dios deberá reflejarse en el amor al prójimo.

     Jesús le dice a sus paisanos: “si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre no tendrán Vida en ustedes” (cf Jn 6,53), y ellos, no solo que no entendieron lo que Jesús les estaba diciendo, sino que además desperdiciaron esa oportunidad única, más todavía cuando pidieron la muerte de Jesús y exclamaron: “que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos” (cf Mt.27,25), en vez de beber su sangre y comer su carne entregadas por nosotros prefirieron despreciarlas y mancharse las manos.


     Jesús en la Eucaristía, comparte su amor con todo aquel que lo recibe con la debida disposición del alma, y a través de ese mismo Sacramento debemos compartir nuestra vida y nuestro amor con el prójimo, esa sería una forma de dar gracias (eu-kharizesthai), agradecer al Señor por quedarse entre nosotros.
Si yo comparto el mismo pan y la misma copa con mis hermanos, estoy haciendo que la Eucaristía sea una entrega efectiva y real y si ese compartir es con amor sincero, entonces, esa entrega en ambos sentidos, realiza el efecto deseado, en mí y en el prójimo.

     La Eucaristía nos congrega para adorar a nuestro Señor, el único Dios Vivo y Verdadero, para rogarle por nuestras necesidades personales y comunitarias, pero principalmente para darle gracias por su gran amor hacia nosotros que lo llevó a padecer muerte de cruz para redimirnos, y rescatarnos del pecado; Jesús en la Eucaristía se entrega con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad a quien quiera recibirlo; también entregó su Cuerpo y su Sangre a la turba de judíos que lo crucificó; en el primer caso quien recibe la entrega del Señor se santifica por el don mismo que es la Eucaristía, en el segundo caso los judíos que mataron a Jesús, se condenaron solos por no querer ver y aprovechar la entrega que estaba haciendo el Señor, “porque el mismo Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (cf Mc 10,45). Si yo creo estar en la multitud de la que habla Jesús, mi primera reacción debe ser de agradecimiento, por eso me debo acerca a la Eucaristía.

     La Eucaristía nos congrega para que pongamos en obras el mandamiento nuevo que nos dio Jesús, amarnos como El nos amó, eso implica un amor verdadero, sin dobleces, sin hipocresías y sin mezquindades. Cuando Dios nos pide amar al prójimo como a nosotros mismos no está pidiendo algo imposible, y además nos da el ejemplo, pues siendo Dios se ama a sí mismo con un amor infinito, por eso nos ama a nosotros infinitamente, ese debe ser el ejemplo a seguir.

     La Eucaristía nos congrega para que después de cada Misa seamos los enviados del Señor, Misa significa envío, entonces debemos ser enviados para calmar el hambre de Dios que tiene el mundo, porque “no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (cf Mt 3,4)pero para eso debemos alimentarnos con el Pan de Vida para no tener hambre de cosas mundanas, “el que viene a mi jamás tendrá hambre” (Jn,6,35), si estamos saciados con el Pan Celestial, seguro que no apeteceremos cosa mundana alguna.

     La Eucaristía nos congrega para que hagamos una verdadera acción de gracias, esa que se origina en un reconocimiento sincero de que el amor que nos ofrece Jesús es tan grande que llega a olvidar totalmente las ofensas recibidas, sean cuales sean, y mas aún, llega a dar la vida por nosotros por ese motivo debemos darle gracias por ese amor incondicional, pues nos ama aún siendo nosotros pecadores, entonces nuestra acción de gracias nos debe llevar a una conversión sincera con propósito firme de no ofenderlo mas , de lo contrario nuestro agradecimiento es hipócrita, falto de toda sinceridad.

     La Eucaristía nos congrega para una verdadera comunión entre los cristianos, comunión implica “común unión”, no estar juntos sino unidos en una misma Fe, una misma Esperanza y un mismo Amor. Llegará el día en que la Fe y la esperanza dejarán de tener sentido al ver a Dios cara a cara y estar en su Casa, pero el amor llegará a su plenitud por la sola presencia de Dios, que es Amor, entonces viviremos la verdadera Comunión Eucarística en una perpetua y perfecta acción de gracia.

     La Eucaristía nos congrega para que, ofreciendo nuestros sufrimientos a Cristo, contribuyamos con ellos en la Redención del genero humano, y no es que no haya alcanzado el sufrimiento de Jesús, sino que debemos participar con nuestros sufrimientos, para poder experimentar el gozo de colaborar en la Salvación que nos ofrece Dios, y el anticipo de ese gozo esta en la Eucaristía.

      La Eucaristía nos congrega en el amor de Dios para que lo vivamos plenamente. Jesús se quiso quedar en el Pan consagrado, por amor, para que tengamos su presencia como ayuda e incentivo en nuestro diario caminar hacia la casa del Padre. Si Jesús se quedó entre nosotros por amor, lo menos que podemos hacer es estar agradecidos dándole nuestro amor y vivir como El nos pide: “en esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos, en el amor que se tengan los unos a los otros” (cf Jn 13,35).

     La Eucaristía como Banquete Escatológico, es el anticipo de los bienes ofrecidos por Jesús “el que me ama será fiel a mi palabra y mi Padre lo amará, iremos a El y habitaremos en El” (Jn 14,23). La única condición para acceder a esos bienes es amar verdaderamente a Jesús “el que recibe mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama” (Jn 14,21) y Jesús insiste para que comprendamos cual es el verdadero camino “si cumplen mis mandamientos permanecerán en mi amor” (Jn 15,10). Jesús nos ama y espera que nosotros retribuyamos ese amor de la mejor manera posible, el amor con amor se “paga”; no es suficiente comer el Cuerpo del Señor, Judas también lo comió y sin embargo “murió” en su interior en el mismo momento de comerlo porque no sentía amor por Jesús sino por las monedas que recibiría por su traición. Jesús ya está preparando un lugar para cada uno de nosotros en la casa del Padre (Jn 14,2-3), entonces trabajemos para merecerlo y ser dignos de ese lugar.

     La Eucaristía nos convoca a que hagamos una opción clara y definitiva por Cristo, para que nos asemejemos a El en el amor que le tenemos a Dios Padre y al prójimo como figuras de Jesús y moradas del Espíritu Santo. No debemos poner excusas para posponer indefinidamente esa opción o para cambiarle las condiciones (mas cómodas para nosotros), esas condiciones que establece Jesús con su amor , para que nosotros podamos ser partícipes de ese mismo amor en la Redención tanto como en la Resurrección y en la Vida Eterna.

Luis Equini
9-11-2009

quarta-feira, 30 de maio de 2018

Eucaristia: milagre de amor


Quinta feira, 31 de maio de 2018, celebramos a festa de Corpus Christi: Corpo de Cristo. 

      A Solenidade do Corpo e Sangue de Cristo, tem sua origem no século XIII, a partir das visões “eucarísticas” de Santa Juliana de Mont Cornillon, (Bélgica), abadessa do mosteiro. Nas suas visões Jesus teria lhe demonstrado o desejo de uma celebração especial para o mistério da Eucaristia. Tais visões foram comunicadas ao bispo local de Lieja: Dom Roberto de Thorete, também ao douto Dominico Hugh, e a Jacques Pantaleón, futuro papa Urbano IV. 

      O milagre eucarístico de Bolsena, ocorrido por volta de 1264, em uma cidade próxima a Orvieto, reforçou a necessidade de se celebrar solenemente o dom Eucarístico. 

      O bispo de Lieja, dom Roberto, ficou impressionado e tendo autonomia para instituir festas locais em sua diocese, convocou um sínodo em 1246, ordenando a todos a celebração solene do Corpo e Sangue de Cristo. Ao mesmo tempo, o papa Urbano IV que ascendia ao pontificado, encomendou a São Boaventura e a São Tomas de Aquino, um oficio próprio para celebrar Corpus Christis.

O Santo Padre movido pelo prodígio, e a pedido de vários bispos, estendeu a festa para toda a Igreja, por meio da bula "Transiturus" de 8 setembro de 1264, fixando-a para a quinta-feira depois da oitava de Pentecostes e outorgando muitas indulgências a todos que assistirem a Santa Missa e o ofício. 

A solenidade de Corpus Christis também é celebrada na Igreja grega, pelos sírios, armênios, coptos, melquitas e os rutínios da Galícia, Calábria e Sicília. 

      A procissão de Corpus Christi surgiu em Colônia e difundiu-se primeiro na Alemanha, depois França, Itália, mas sua origem provém do milagre de Bolsena, onde um presbítero duvidava da presença real de Jesus na Eucaristia. Após o milagre eucarístico, houve uma procissão transladando o corporal manchado pelo sangue de Jesus que havia escorrido da hóstia. 




      A procissão pelas vias públicas, atende a uma recomendação do código de direito canônico (cânone 944) que determina ao bispo diocesano que a providencie, onde for possível, para testemunhar publicamente a adoração e a veneração para com a Santíssimo corpo e sangue de Cristo, presentes na Eucaristia. 

      A Festa de corpus Christi tal como celebramos no Brasil, é uma herança dos colonizadores portugueses. Ganham grande destaque na ornamentação as cidades históricas como Castelo/ES, Pirenópolis/GO, Matão/SP, Mariana. Ouro Preto e Coronel Fabriciano/MG, Cabo Frio/RJ... que são famosas pelos tapetes que decoram ruas e avenidas para a procissão do Santíssimo Sacramento. 

Ouro Preto/MG


Castelo /ES

A motivação litúrgica para tal festa é o louvor merecido à Eucaristia, fonte de vida da Igreja. Celebrar Corpus Christi significa fazer memória solene da entrega que Jesus fez de sua própria carne e sangue, para a vida da Igreja, e comprometer-nos com a missão de levar esta Boa Nova para todas as pessoas. 

     
      Santo Tomás de Aquino destacava três aspectos teológicos centrais do sacramento da Eucaristia: Primeiro, a Eucaristia faz o memorial de Jesus Cristo, que passou no meio dos homens fazendo o bem (passado). Segundo: a Eucaristia celebra a unidade fundamental entre Cristo com sua Igreja e com todos os homens de boa vontade (presente). Terceiro: a Eucaristia prefigura nossa união definitiva e plena com Cristo, no Reino dos Céus (futuro). 

      Como percebemos em Santo Tomas e veremos em Santo Agostinho, a Eucaristia tem um significado muito mais profundo do que o mero receber a hóstia consagrada. Na Eucaristia recebemos o mesmo ser de Jesus, por meio da Palavra e da comunhão que é distribuída, como sinal do Corpo de Cristo. Em ambas, ele se faz presente e se doa a comunidade. 

      Para compreende o que ocorre na mentalidade do povo hoje, especialmente na devoção papular, precisamos compreender o contexto onde a festa surgiu, pois por detrás da festa de Corpus Christi existe um marcado contexto histórico, onde o povo vivia a margem de toda a ação litúrgica, já que tudo se centrava na figura do presbítero, que celebrava de costas e em latim. Existia no povo a curiosidade do que ocorria durante a celebração, o que se fazia necessário o levantamento da hóstia, onde o povo silenciava e caia de joelhos. O desejo de ver a hóstia se tornou cada vez mais aguçado, pois ali se encontrava o Sagrado.


      Percebam meus queridos irmãos, que nesta época já não existia mais o caráter comunitário, a unidade dos cristãos que na era apostólica e patrística era tão forte e distinguia os cristãos. Estando o povo a margem, foi crescendo cada vez mais o devocionismo e o temor de Deus. A fé passa a ser vivida de um modo intimista: “salvar a alma” e não mais a visão de ser corpo de Cristo. A hóstia vai se tornando um objeto mágico e não sinal de comunhão de Deus com sua Igreja que congrega a todos. 

      Em Santo Agostinho temos o sentir da Igreja primitiva em relação a Eucaristia. Agostinho era plenamente consciente da presença real de Jesus. Tinha a Eucaristia como o alimento dos peregrinos que caminham para a cidade de Deus, a pátria eterna. Para ele a Eucaristia estava intimamente ligada a comunidade, pois ambas são corpo de Cristo, como afirma São Paulo. Por isso, Agostinho estabelece um paralelo entre a Igreja e a comunidade: sois o que recebeis... (sermão 229 a). Sendo assim, os fiéis vivendo em unidade formam o mesmo corpo de Cristo, por isso é necessário conversão. Convida a todos a ser um membro ativo e sadio dentro do corpo de Cristo, que produza frutos. Igualmente exorta para que não sejamos membros cancerosos dentro deste corpo. 

      Para Santo Agostinho, a acolhida ao irmão é sinal de amor a Cristo, pois quem honra a cabeça, preserva o corpo. Agostinho em seus escritos sempre tem presente as cartas paulinas, por isso fala de um corpo que se forma na diversidade de pessoas, pois acredita que a verdadeira unidade se dá na diversidade, do contrário seria uniformidade. 

      Ao comungar o corpo de Cristo somos chamados a ser “Pão” de Deus na vida do outro (a): “quem recebe o corpo de Cristo se converte em Corpo de Cristo, portanto, deve amar a unidade, colocar-se ao serviço dos demais membros de Cristo e esta em unidade, viver sua vida como um continuo sacrifício: oferenda vida em louvor ao Senhor”. 

    Hoje é um dia oportuno para refletir sobre a Eucaristia. Que ela não seja simples amuleto ou magia, mas presença real de Jesus que humaniza a criação.Feliz dia1

Fontes: 


segunda-feira, 28 de maio de 2018

Deus Uno e Trino que nos cria a sua imagem e semelhança no amor

Bom dia queridos amigos, este artigo escrito pelo leigo Luís Equini, é lindo, busca refletir a imagem e semelhança que temos de Deus, algo que não se resume as aparências e corporeidade, mas ao amor. Deus nos criou com infinita capacidade de amar, mas o pecado, que é uma possibilidade humana, rompe com esta sintonia de imagem e semelhança a Deus. Vale a pena ler o o artigo. Infelizmente a falta de tempo não me permite traduzir o artigo. Leiam e verão que perguntas que nos questionam ele busca responde desde a sua experiencia de fé trinitária e com bases teológicas.


...Y CREÓ DIOS AL HOMBRE A SU IMAGEN (Gen 1-27)

Dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza... (Gen 1-26).

             Quizás podemos preguntarnos ¿cuál es la semejanza que tiene el hombre con Dios? ya que dice la Escritura que “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”, “macho y hembra los creó”, pero como Dios no es antropomorfo, ni es sexuado, ¿dónde está la semejanza?, la semejanza está en el amor, la santidad, la libertad y en la espiritualidad del alma.

          Podemos pensar que el autor del Libro del Génesis se equivocó cuando escribió: “dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza”, pues a lo largo de todo el Antiguo Testamento se habla de un Dios unipersonal, leemos: Dios dijo: pondré... [cf Gen 3,15] (no dijo, pondremos), Dios dijo: yo seré...(no dijo, seremos), Dios hizo...(no hicieron), Dios envió su...(no enviaron), etc., solo se menciona a Dios en 3ª persona del singular, pero con el advenimiento de Jesucristo nos llega, por su intermedio, la revelación de la Santísima Trinidad, y entonces comienza a tener sentido eso de: “Dios dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza”; Dios es comunidad de amor en el seno de la Trinidad, Dios es Uno pero Trino (“Dios dijo”, se refiere a una Persona, pero, “ hagamos”, o “nuestra”, se refiere a varias personas), Dios es Uno en esencia, pero en tres Personas.

             Ahora comprendemos, y queda demostrado, que el autor del libro sagrado, escribió inspirado por el Espíritu Santo. Cuando Dios crea el mundo con todos los seres que lo habitan y todas sus cosas inanimadas, lo hace de una forma peculiar, como si estuviera haciendo algo que lo hace sentirse bien, como que se divierte, como que se siente feliz, (1Tim 1-11), feliz por crear al hombre, y ponerlo en un ambiente agradable, para que se sintiera bien y feliz, ya que es a su imagen y semejanza; a partir de ahí el hombre solo debe amar a su Creador, en libertad y santidad, Dios se siente bien, de hecho la Escritura dice que Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno (y descansó).

            Al momento de crear al hombre, Dios estaba hablando con alguien que “estaba allí” con Él, (en realidad estaba en Él ), pero si todavía no había creado al hombre, y antes de comenzar la creación no existía nada excepto Dios mismo, entonces, o Dios estaba cavilando y pensando en voz alta, o sea, estaba hablando consigo mismo, como cuando un hombre tiene que hacer un trabajo complicado, y se dice a sí mismo : “hagamos así”, o “concentrémonos”, o “vamos a ver”, etc. Pero cuando seguimos leyendo y nos encontramos con las palabras: “a nuestra imagen, según nuestra semejanza”, nos damos cuenta que Dios no está hablando solo ni pensando en voz alta, está hablando en 1ª persona del plural, con otra persona o con otras personas. Pero si Dios no había creado persona alguna todavía, quiere decir que Dios está hablando con uno o varios interlocutores válidos, y en igualdad de condiciones que Él mismo ya que les dice: “hagamos” , esos interlocutores, o esas Personas existían antes de la creación, ya que la creación no había sido realizada todavía y podían hacer, como el mismo Dios lo hace notar al decir “hagamos”, o sea, esos interlocutores disponen de las mismas capacidades de las que dispone quien está hablando. Luego Dios sigue diciendo : “a nuestra imagen, según nuestra semejanza” ; el hombre es a imagen, no igual, a imagen de Dios, porque tiene una parte que es espíritu, el hombre además de carne mortal, es también espíritu inmortal, como Dios, que es Espíritu por excelencia; pero también es semejante a Dios según la semejanza que existe desde siempre, entre las Tres Personas de la Santísima Trinidad; Dios es Amor, Dios es Santidad, Dios es Libertad, porque la verdad hace libres a las personas y Dios es Veraz, y las Tres Personas de la Santísima Trinidad se aman en santidad y libertad, y el hombre fue creado semejante a Dios en estas tres cualidades, cualidades “sine qua non” en la esencia de la Trinidad Santa.

             Este pasaje bíblico nos da las bases para deducir y asegurar nuestra semejanza con Dios, la cual, a pesar de haberla perdido por el pecado original, dejó su semilla para que nosotros, los hombres, la hagamos crecer y que pueda dar muchos frutos duraderos.

              Pero además este pasaje bíblico, nos da la prueba que Dios no es un ser solitario, Dios es comunidad en el ámbito de la Santísima Tr inidad, y por eso es Santo tres veces, o Santísimo.

Equini Luis
14-6-2014

Lindo artigo

Reflexão sobre a Trindade e sobre o amor de Deus


A Santíssima Trindade em seu ser tem muito a nos ensinar. Toda a ação da Trindade, parte do infinito amor que existe nela e que emana para toda a criação. Neste artigo, Luís Equini, nos convida a um momento orante com a Trindade. 

Proponho que para este momento seja fecundo e meditativo, que cada um busque um lugar silencioso, distanciando de tudo aquilo que distraia. Este é um momento teu com Deus trindade.

REZAMOS A LA SANTÍSSIMA TRINIDAD



Damos gracias por la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios.

1º Paso

Oración

Dios, Padre Todo Poderoso y Eterno, que luego de la creación del mundo, modelaste al hombre con barro y por amor le infundiste vida con tu hálito, haciéndolo participe de tu misma vida divina, concédenos reconocer al Espíritu Santo que habita en nosotros, te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rezar 3 Padrenuestro y un Gloria.


2º paso

Damos gracias por la promesa de un Mesías Salvador.

Oración

Dios, Padre Todo Poderoso y Eterno, que, para que el hombre no se perdiera por su pecado, le prometiste un Redentor, concédenos por el Espíritu Santo, que reconozcamos tu gran amor por nosotros, te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rezar 3 Padrenuestro y un Gloria.


3º paso  

Damos gracias por el establecimiento de una Alianza, entre Dios y los hombres, por medio de Abraham.

Oración

Dios, Padre Todo Poderoso y Eterno, que ofreciste al hombre, perdido por el pecado, una Alianza para que pueda hallar el camino hacia ti, concédenos mediante el Espíritu Santo que sepamos discernir entre tu amor y nuestra concupiscencia, te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rezar 3 Padrenuestro y un Gloria.


4º paso

Damos gracias por la llegada del Mesías, en cumplimiento de las profecías mesiánicas y acompañada por los prodigios y señales que la confirmaron.

Oración

Dios, Padre Todo Poderoso y Eterno, que en el tiempo propicio enviaste a tu Hijo para que nos mostrara tu amor enseñando el camino hacia ti, concédenos, por el Espíritu Santo, reconocer ese mismo camino que lleva a la vida eterna, te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rezar 3 Padrenuestro y un Gloria.


5º paso

Damos gracias por la consumación de la Nueva Alianza con el Sacrificio, Muerte y Resurrección de Cristo.

Oración

Dios, Padre Todo Poderoso y Eterno, que aceptaste como único sacrificio de expiación, la entrega, por amor, de tu Hijo Único, como sello de la Nueva Alianza, concédenos, que por la gracia del Espíritu Santo reconozcamos nuestras faltas y pidamos perdón con toda humildad, mientras que, por amor, perdonamos con la misma humildad, a los que nos ofenden, para que, por tu amor, merezcamos la salvación que ese Sacrificio nos obtuvo, te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rezar 3 Padrenuestro y un Gloria.

Luis Equini
9-6-07

sexta-feira, 25 de maio de 2018

Unidade na diversidade: o Mistério da Trindade


       Após a festa de Pentecostes, coroação da páscoa, a igreja nos introduz no mistério da Santíssima Trindade, um tema que a mim sempre soou chato e incompreensível. Este ano estou tendo a alegria de estudar um pouco sobre a doutrina trinitária, com a Dr. Atrea Marin, teóloga especialista na Trindade. Com a professora Áurea e os vários autores que nos indica, me desperta a cada dia para a beleza e profundidade do ser da Trindade, onde percebo algo vivo, dinâmico e sempre atual. 

Dr. Áurea Marin

Para adentrar no mistério da Trindade vamos iniciar com parte de um poema a Santíssima Trindade escrita por Frei Elionaldo Ecione e Silva, O. de M. onde expressa o ser da Trindade, seu mistério, encanto e leveza.


...Ó Trindade!
Fonte de amor e de bondade!
Doação, acolhimento e reciprocidade,
Graça, luz e verdade.
Perfeita comunhão, plena liberdade!
Profunda identificação e alteridade,
Um só desejo e uma só vontade.
Pericórese de amor, ágape extasiador!
Pessoas diferentes numa mesma natureza,
Fonte de Beleza e incomensurável riqueza.
Brilho intenso, calor imenso, esplendor de verdade!
Em ti toda a humanidade encontra plenitude,
Ó Senhor, ó Majestade, ó Santíssima Trindade!

Para quem deseja conferir o poema completo: 
https://reparatoris.wordpress.com/2013/10/21/poesia-a-santissima-trindade/

     A Trindade se constitui na unidade da diversidade de pessoas: Pai, Filho e Espírito Santo, três pessoas distintas, onde cada uma tem a sua singularidade, por mais que procedam da mesma essência. Ricardo de São Vitor, que também se dedicou ao estudo da Trindade, fez a seguinte afirmação: " em Deus há unidade segundo o modo de ser, mas na pluralidade". A diversidade e a pluralidade, é o constitutivo da Trindade., onde não existe confusão ou mutação, e muito menos separação de pessoas, porque o ser da Trindade é sinônimo de comunhão. Mesmo quando existe mais relevância sobre uma das pessoas da Trindade, as outras duas estão agindo em comunhão com ela (relação pericorética).

         Deus Pai como sabemos, é a origem de toda a vida divina da Trindade. Ele é o incriado: origem de tudo o que existe. Dele procede o Filho e o Espírito Santo, que partilham de sua mesma divindade. Aqui não nos referimos a três deuses (triteísmo) ou três formas da manifestação de Deus (modalismo), mas de Deus em três pessoas (Trindade). 

          Não se preocupem em entender com a simples razão mistério da Trindade, busquem mergulhar e contemplar esta relação de amor, relação que acolhe a cada pessoa em sua singularidade. Se excluímos essa diversidade dá Trindade, ela perderia sua essência e não existiria. As pessoas da Trindade são diversas, mas se convergem para o Uno. 

         Como igreja precisamos resgatar a centralidade da Trindade e seus ensinamentos em nossa fé, essencialmente em tempos tão difíceis, onde não se respeita ou se acolhe as pessoas em sua diversidade cultural, religiosa, social e sexual. Se mata pelo que difere e se ignora o que nos une: semelhança como seres humanos. Parem e pensem, ninguém escolhe ser o que é, nascer onde nasce... "a diferença vem da origem" (Ricardo de São Vitor), tal como ocorre com a Trindade. 

         A Trindade é vivência encarnada de amor, da atual brota toda a sua vida e dinamicidade. Desde a Trindade fomos criados, por ela subsiste o universo e todas as coisas criadas, sejam elas visíveis ou não aos nossos olhos. 

        Celebrar hoje a Trindade é fazer memória de um princípio de solidariedade, de comunhão, de diversidade e pluralidade que constitui a ela, mas também a nós e nossas relações, pois nos enriquecemos e complementamos na relação com o outro, com o diferente de mim. 


     A Trindade aponta para autêntico estilo de sociedade: igualdade de natureza, diversidade vivida na unidade. Se contemplamos o ministério de Jesus veremos que seus gestos eram profundamente trinitários, permeados de um amor gratuito que integrava até mesmo o dissonante, fosse ele no âmbito social ou religioso. Nele acontecia o desejado Reino de Deus. 

        Somos trinitários? Olhemos nossas relações, nossa abertura aos que são e pensam diferente, relações que devem ser banhados de respeito e reverência, pois quando entramos na cultura, na vida de alguém tocamos seu "Sagrado", por isso se faz necessário tirar as sandálias dos preconceitos, das opiniões subjetivas e das estruturas mentais. Para reafirma esta necessária diversidade, lhes convido a reler a segunda leitura do domingo de Pentecostes, da primeira carta aos Coríntios, na qual São Paulo nos falava da diversidade de dons que constituem a comunidade. Igualmente a diversidade de seres, constitui a criação sonhada por Deus desde o seio da Trindade.

         Na primeira leitura do livro do Deuteronômio 4, 32-34; 39-40, temos algo da compreensão de Deus que tinham os israelitas. Acreditavam por exemplo, que ninguém podia ver a Deus, pois do contrário morreria. Acreditavam que Deus os teria escolhido dentre os demais povos e que teria se revelado por meio de suas tribulações, libertando-os do poder dos inimigos. Como é possível perceber, a imagem de Deus é influenciada pelo contexto de cada época. Para eles guardar as leis e os mandamentos, era sinal de amor e de fidelidade a Deus, por isso se deveria guardar (gravar) no coração: sinal de maior acolhida e reverência a Deus. 

        O Salmo 32, será o reflexo da 1° leitura, onde os israelitas se sentem escolhidos por Deus, por isso exclamam: "Feliz o povo que o Senhor escolheu por sua herança"! Deus na verdade escolhe a cada um e a cada povo. A cada qual se revela de modo distinto, segundo suas crenças e culturas.

         A 2° leitura da carta aos Romanos 8, 14-17, nos lembra que como filhos de Deus somos guiados pelo Espírito Santo. O Espírito que deve reinar, deve ser o de liberdade. Meus irmãos, olhando cada qual sua comunidade e realidade paroquial, podemos refletir se temos sido agentes deste Espírito de Deus ou agentes do espírito de discórdia, de fofoca, de maledicência, de divisão, discriminação e etc. Se somos todos filhos do mesmo Pai, por que excluímos o irmão? Por que excluímos aquele que recebeu o mesmo batismo que nós? Só porque não deu certo em um matrimônio? Engravidou antes do casamento? Só porque fogem dos esquemas arcaicos e opressores, de uma sociedade machista, comandada por homens, brancos e héteros? A quem realmente seguimos? Quando lhes questiono isso, não me coloco no lugar de perfeita, sei de meus limites, mas também sei do potencial que Deus pôs em mim e na sua igreja. E seguindo o pensamento agostiniano, creio que o desejo nos move e nos faz crescer, e não o contrário. O caminho se faz ao andar, como afirma o profeta de nosso tempo: Dom Pedro Casaldáliga. É no caminho que nos descobrimos, caímos e levantamos, encontramos as flores, as pedras, os espinhos e as sementes do amanhã.. A própria compreensão da Trindade passou por um caminho de erros e acertos, por isso é sumamente importante viver o caminho, as experiências oferecidas por ele.

     No evangelho de Mateus 28, 16 -20, temos o encontro do ressuscitado com sua comunidade. Aquilo que aprenderam de Jesus não deveria se reduzir a comunidade dos discípulos, mas ser uma mensagem envolvente para todos, levando o frescor do Evangelho. Na narrativa joanina, vemos a relação de Jesus com o Pai e o Espírito Santo, que procede de ambos. Mateus que em muito se distingue do evangelho de João, concluir seu evangelho mostrando que a ação de Jesus é profundamente trinitária, na qual a comunidade deve seguir seu exemplo. Ele não diz: batizai-os em meu nome, mas batizai-os em nome do Pai, do Filho e do Espírito Santo. É importante ressaltar que o nome representa a própria pessoa, portanto cada batizado é introduzido no seio da Trindade, por isso se faz imprescindível a participação da comunidade na vida do neófito, no entanto, existem cristãos que batizam seus filhos e somem da igreja. Que testemunho essa criança terá? É na vivência comunitária que vamos descobrindo a relação trinitária e o amor que dela emana. Jesus é o exemplo a seguir: "fazei meus discípulos"! 

Um Feliz final de semana para todos! 
Lembrando que diante de um país em conflitos, 
somos chamados a tecer relações trinitárias.





sábado, 19 de maio de 2018

O sopro de Deus presente na comunidade e na criação



    Estamos no contexto de uma belíssima festa. A festa de pentecostes, conhecida pelos cristãos como a descida do Espírito Santo. No entanto, esta festa tem sua origem na cultura judaica, porém com outro contexto. A festa de pentecostes no judaísmo era a festa da colheita, ou savô, onde os judeus subiam a Jerusalém levando os seus dons, ou seja, os primeiros frutos daquilo que haviam colhido e ofereciam ao Senhor como suas primícias. Na festa de Pentecostes ressignificada pelos cristãos, é Deus quem oferece seus dons sem limites a todos. 

      As primeiras comunidades cristãs souberam muito bem acolher este Espírito que deu um novo vigor a sua fé e vivencia. Animadas pela força do ressuscitado, davam testemunho de amor e acolhida a todos sem distinção, abrindo-se cada vez mais a ação do Espirito Santo, Espírito que sempre esteve presente na história de Israel e chega ao seu cume em Pentecostes, revelando-se como ao mundo, como o mesmo Espírito de Jesus, presente junto aos seus. 

      A festa de Pentecostes é um evento Trinitário, onde as pessoas da Trindade agem em comunhão umas com as outras, mesmo que uma tenha relevância sobre as demais. Na dinâmica trinitária Deus Pai será sempre é a origem de toda a vida e de toda ação Trinitária, por isso não podemos celebrar pentecostes como algo isolado da Trindade, do contrário fugiremos ao seu princípio, que é congregar e atualizar em nós a vida divina que nos é transmitida. 

         Na narração da leitura de Pentecostes dos Atos dos Apóstolos, veremos fenômenos da natureza para expressar aquilo que é inexplicável, no entanto, a presença do Espírito Santo presente em uma realidade e em uma pessoa, se torna quase que palpável e bastante visível, pois quando o Espírito Santo se faz presente, ele é capaz de romper as barreiras do medo, tal como podemos conferir no Evangelho ou nos Atos dos Apóstolos, onde do medo, a comunidade da um salto audacioso no anuncio do Evangelho de Jesus Cristo. 

        O medo em nossa vida é como se fosse uma barreira diante de nós, que nos impede de ver além e até mesmo perceber com clareza a realidade que nos circunda. O Espírito de Deus, traz doçura, alegria leveza, certeza na fé, não como algo alienante que faz levitar, desmaiar, como muitas pessoas pensam. A pessoa que é verdadeiramente possuída pelo Espírito é plena deste Espírito, é alguém que promove a comunhão, concórdia, o dialogo e encarna em sua realidade o exemplo do mesmo Jesus Cristo. Isso podemos ver na vida de São Paulo, São Pedro, Santa Inês, Santa Cecília, São Francisco de Assis, São Luiz Maria de Monfort, Ir. Dulce, Madre Teresa, São João Bosco, Ir. Cleusa, Ir. Dorothy, Chico Mendes e tantas outras pessoas que vivem no silêncio do anonimato, mas realizando o bem e promovendo a vida. Temos muitos exemplos, entre eles, nosso querido Pedro Casaldáliga, Padre Giolvandi,  Pe. Anderson, Pe. Amarildo, Dom Aloísio, Frei Léo e tantas pessoas que no âmbito religioso ou não, anunciam com a própria vida a beleza do Evangelho, por meio da doação de si mesmo e do testemunho vivo do amor incondicional de Deus por todos. 

     Atualmente mais do que nunca, existe um exacerbado destaque a pessoa do Espírito Santo, em coisas que muitas vezes foge a sua própria missão. Os movimentos pentecostais e neo pentecostais que reivindicaram a Igreja um novo frescor, em muitos casos, mais segregam, do que congregam. Como entender determinadas atitudes como manifestações de Deus? 

         Reparem as manifestações de Deus e de seu Espírito/Rush, ao longo da história: a Moisés ele se manifestou em sua vida cotidiana, por meio de uma sarça que ardia misteriosamente. A Elias ele se manifestou na brisa suave, quando este encontrou paz em seu coração, depois de tantos conflitos e desafios. A Zacarias, pai de João Batista, Deus também se manifestou de modo íntimo e em seu cotidiano. 

       Se alguém para, ler e meditar a vida de Madre Teresa, e de Ir. Dulce, verá que elas tiveram um encontro no mais profundo de seus corações, e também foram confrontadas com a realidade de dor e de miséria de tantos irmãos. Como vemos, Deus se manifesta na vida, encarnando nossa cotidianidade. Deus se revela no íntimo dos corações e não no meio da multidão. Se perde muito tempo gritando o nome de satanás, enquanto o amor misericordioso de Deus e abafado e posto em segundo plano. 

       Pentecostes inaugura o tempo do Espírito, do qual o livro dos Atos dos Apóstolos dá testemunho (Pablo Richard). Foi sob a ação do Espírito Santo que a Igreja se constituiu e dá continuamente vida aos ensinamentos de Jesus. Na leitura dos Atos dos Apóstolos 2, 1-11, vemos o relato propriamente dito de Pentecostes, sendo que no mesmo livro existem outros, tal como em Atos 10. A comunidade está reunida nos arredores de Jerusalém, primeiro lugar onde deveria dá testemunho, Lc 24, 47 e atos 1,8 (Pablo Richard). 

       Os que se reuniam eram em torno de 120 pessoas, número legal para constituir um conselho ou sinédrio que representasse Israel, porém o grupo de Jesus rompe com a lógica de um grupo fechado, formado unicamente por homens. As primeiras comunidades cristãs se constituem na diversidade de pessoas, acolhendo homens e mulheres, ricos e pobres, judeus e gentios. 

    O Espírito Santo é derramado sobre todos sem distinção, ele é derramado em função de todos os povos (Pablo Richard). Lucas enumera 12 povos e três regiões. 

        O evangelista insiste que os que estão presentes provem de todos os povos, (vv. 5, 6, 8, 9,10 e 11) compreendem, o discurso de Pedro, cada em sua própria língua nativa. Como vemos, a questão não se trata de glossolalia. Cada povo escuta o Evangelho em sua própria língua, em sua própria cultura. Pentecostes é hoje considerado por muitos, a festa cristã da inculturação do Evangelho. 

       Segundo o sacerdote e teólogo Pablo Richard, pentecoste teria recuperado a unidade perdida em Babel. Em pentecostes cada povo conserva sua língua e sua cultura, fazendo com que o Evangelho seja encarnado e se torne norte de vida para muitos povos. 

       O teólogo Josef Korzinger, em sua obra ao comentário dos Atos dos Apóstolos, acredita que o grande milagre de pentecostes foi o da audição, mediante o qual os ouvintes puderam entender em seus idiomas pátrios a mensagem de salvação. Esta é uma visão diferenciada que nos mostra que não basta anunciar o Evangelho, mas como anunciar para que a mensagem seja de salvação para o outro, pois na maioria das vezes o que ocorre é uma transmissão que nem sempre é bem compreendida, pois nem sempre o emissor e receptor estão em uma mesma frequência, fazendo com que haja uma distorção daquilo que é transmitido. 

      O Salmo 103 põe na boca da comunidade o clamor pelo Espírito do Senhor: enviai o vosso Espirito Senhor, e da terra toda a face renovai!

       A bela leitura da 1° carta aos Coríntios, nos mostra que até mesmo o ato de fé de reconhecer Jesus como Senhor, é um impulso do Espírito Santo em nós. Paulo também nos mostra que na Igreja existe a diversidade de dons, carismas e ministérios, por isso, não devem existir divergências, pois todos os dons provém do mesmo Deus, e tem como função enriquecer a comunidade. 

  

       O Evangelho de João 20, 19 -23, apresenta sua versão de pentecostes que ocorre unido a ressurreição de Jesus e não 50 dias depois como apresenta Lucas. Aqui o ressuscitado se apresenta como o vivente, deixando a comunidade seu Espírito. 

       Olhando para a nossa realidade de Igreja, de família, de relação de amigos, de trabalho, o que impera: a acolhida ao novo, diferente, ou a manutenção de velhas estruturas (psíquicas e hierárquicas)? 

    Estando no tempo e espaço, somos sujeitos ao limite de nós mesmos e da própria física, mas nosso ser deve esta orientado para a verdade, para Deus. Viver guiados pelo Espírito é um desafio constante, mas é ele quem nos impulsiona para a vida, para o humano e divino, pois somos continuamente seres em construção. 

Feliz Pentecostes! Feliz semana! 





sábado, 12 de maio de 2018

Mistérios da fé que fascinam



   Estamos em um final de semana repleto de comemorações: celebramos como a Igreja a Ascensão do Senhor, o retorno de Jesus para a esfera divina. Celebramos o dia mundial das comunicações sociais e o dia das Mães, um dia dedicado a refletir sua importância em nossa vida. 

    A festa da Ascensão do Senhor faz parte de um único evento: a ressurreição de Jesus. Na liturgia de hoje, contemplamos o retorno de Jesus para junto do Pai. Sua presença passa a ser experimentada de um modo novo: presença na ausência.

    Aqueles que fazem uma verdadeira experiência de Jesus, não precisam de visualiza-lo em coisas externas, mas são capazes de descobri-lo vivo, presente dentro de si e nos fatos da vida. Quando o experimentamos deste modo, nunca sentimos sede de coisas superficiais para viver a nossa fé, porque Ele vive dentro de nós, como uma fonte de vida que a tudo renova. Isso não quer dizer que estamos livres de problemas e desafios, o diferencial é o modo como os enfrentamos. Eu mesma em meu processo de fé, fui aos poucos amadurecendo, passando da fé de um Deus do medo, ao Deus amor. Fui aos poucos nos Evangelhos descobrindo um Jesus apaixonante que passou a nortear toda minha vida. Mas por um bom tempo, desejei um Deus mágico, um Deus que eu pudesse tocar, no entanto, o processo da fé é o contrário, nós somos quem precisamos ser tocados. A fé e o amor que tenho hoje, me libertam dessas pretensões de querer manipular a Deus segundo os meus caprichos. Me libertam de resumir o Sagrado aos ritos e as devoções. O Deus que creio é aquele que me faz enfrentar dia a dia, as minhas limitações e os desafios da vida com coragem, com a cabeça erguida. É o Deus que me lança para o alto, para adiante e para o coração da realidade que me circunda.

     Na solenidade da Ascensão do Senhor, celebramos a memória de um Deus com sua Encarnação marcou o antes e o depois da história da humanidade. Celebramos um Deus que está nas alturas mas também presente em cada história que é construída. Jesus volta para um Pai levando muito de nós e deixando muito de  si.

     A leitura dos Atos dos Apóstolos 1,1-11, nos mostra que o Cristo da fé é o mesmo Jesus de Nazaré que ensinou um novo jeito de ver a Deus e que foi morto na cruz. 

      O número 40 tem um valor simbólico/teológico, faz relação com os 40 dias de Jesus no deserto antes de iniciar seu ministério. Agora a comunidade crista está se preparando para viver seu testemunho e ser capaz de enfrentar todas as adversidades que implica este anúncio. 

     É interessante notar que em torno da mesa e na fração do Pão é que a comunidade faz a experiência do ressuscitado e vai aos poucos compreendendo a sua missão. 

     O pedido de permanecer em Jerusalém, deve ser até o momento do batismo no Espírito Santo, momentos que eles estarão preparados para a missão do anúncio do Reino, pois a comunidade não fala em seu próprio nome, mas age na força do Espírito.

    Podemos ver no v. 6 que os discípulos ainda mantinham a fé no reino davídico, que se levantaria contra o império romano. Vale ressaltar que muitos cristãos atualmente, especialmente na linha pentecostal e neo pentecostal, mantém viva esta mesma esperança, de que Deus virá destruir os maus e o mundo inteiro.

    A prática de Jesus já instaurou o Reino a partir da acolhida aos pobres e excluídos. Jesus explica no v. 7 que não se trata de restaurar o reino de Israel, mas de testemunhar tudo o que viram e ouviram de Jesus. 

    O relato da ascensão que vemos a partir do v. 9, é completamente mítica, um modo falar para expressar aquilo que escapa a razão humana. É importante que Jesus permanece de algum modo na história. Não é uma fuga do mundo, como antes era interpretado, pois ele se faz continuamente presente entre os seus.

Na ascensão ele é exaltado, glorificado, por isso, "a parusia será a manifestação gloriosa de Jesus que sempre esteve presente na comunidade" (Pablo Richard). Esta permanência de Jesus, permite o nascimento da Igreja e que ela seja fecunda.

      No Salmo 46, temos uma oração majestosa que canta a glória de Deus e sua grandeza. 

     A carta aos Efésios 1, 17-23, segue em sintonia com toda a liturgia, porém em uma linguagem mais formal deutero paulina.

      No evangelho de Marcos 16, 15-20, temos o mandato explícito de Jesus aos seus discípulos para anunciar a Boa Nova do Reino, tema com o qual o evangelista Marcos abre o o seu evangelho.  Esta Boa Nova, no entanto, foi por muitos anos, foi um peso para muitas culturas que foram atropeladas em sua singularidade. A Boa Nova que é fiel ao Evangelho gera vida e comunhão, tal como uma mãe fecunda que gera em seu seios muitos filhos.

     Celebramos neste final de semana o Dia das Mães, elevemos ao Senhor nossa ação de Graça generosa pela alegria de ter pessoas tão queridas em nossas vidas, elas que nos conhecem mais do que 
qualquer pessoa no mundo e que seriam capazes de dar suas vidas em troca das vidas de seus filhos. Quer amor maior do que este? 

     Oremos meus queridos irmãos por elas, valorizemos enquanto as temos. Que sejamos capazes de cuidar daquelas que nos deram a vida.

  Celebramos também neste domingo, o dia mundial das comunicações sociais. Valorizemos e demos graças a Deus por ela, pois tudo que realizamos precisamos delas, no entanto, que possamos também nos questionar diante daquilo que nos chega pela mídia. Por que tanta insistência em notícias depreciativas, repletas de violência, corrupção e tragédia, sendo que existem tantas coisas boas acontecendo pelo mundo? A quem interessa tudo isso? Quem escolhe as notícias que chegam até nós? 
    Existem Boas Novas acontecendo a todo instante, no entanto precisamos ser anunciadores audazes. 

Bom final de semana para todos, 
especialmente para nossas queridas Mães!

1º Domingo da quaresma 2020